08 abril 2011

¿Pueden existir derechos humanos rechazables?

Los sistemas de derechos que los seres humanos creamos pueden ser contradictorios entre ellos. Tanto, que si los valoramos desde una perspectiva moral, unos sistemas (o una de sus partes) pueden considerarse "buenos" (deseables, positivos) o "malos" (rechazables, negativos). Esto ocurre en todos los ámbitos, desde el derecho civil y penal, el derecho comercial, marítimo o internacional, el derecho medioambiental...

¿Ocurre lo mismo con los derechos humanos? ¿Cabe la posibilidad que algunos derechos humanos puedan ser considerados "malos" desde una determinada perspectiva moral? Por descontado, sólo hay que ver las polémicas que generan algunos determinados derechos vigentes, o la reivindicación de otros todavía no reconocidos. Por ejemplo, el derecho a abortar en determinadas circunstancias (y enfrentado a él el derecho del embrión o el feto a nacer), o el derecho a la eutanasia (o su rechazo). Esto en la actualidad, y si se da una ojeada a la historia la lección todavía és más contundente; para convencerse, entre otras muchas opciones, sólo hay que recordar los tiempos, relativamente recientes, en los que los paises presuntamente más avanzados aceptaban que unas personas pudieran ser esclavizadas por otras.

La construcción de un sistema de valores, a partir del cual construir un sistema de derechos, es una tarea compleja. E imposible de desarrollar con el consenso de toda la población, porque siempre habrá temas como los mencionados (el aborto o la eutanasia) sobre los que no será posible el acuerdo.

¿Qué es lo bueno? ¿Qué es lo malo? La realidad es que tras más de 2500 años de reflexiones filosóficas no hay una única respuesta.

¿Cuál es la mejor respuesta? Por la experiencia disponible hasta el momento, parece ser que la mejor es la que ha emergido de los debates sobre derechos humanos desarrollados en las Naciones Unidas, plasmados en primer lugar en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y luego en las distintas convenciones, convenios y declaraciones temáticas que la han ido desarrollando y completando. La mejor respuesta, hay que precisarlo, si limitamos las opciones al intento de garantizar al conjunto de la humanidad las cotas más altas posibles de lo que ya proclamaban los revolucionarios franceses: "libertad, igualdad y fraternidad"

Pero nunca debemos olvidar que, a pesar de su importancia y del consenso que goza en la actualidad, esta no deja de ser una invención humana más. Y por lo tanto, sujeta a eventuales revisiones. Sujetas a su vez al debate histórico, filosófico, moral y ético relativo a "qué es lo bueno y deseable y qué es lo malo y rechazable". Es decir, sujeto a una opinión subjetiva.