Todos los derechos son en alguna medida interdependientes. Unos más que otros. Algunos de manera absoluta. Por ejemplo, el derecho "a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas" (artículo 24 de la Declaración Universal). Es obvio que para poder reclamar este derecho, para poder reclamar una jornada laboral reducida y vacaciones periódicas (ya sean pagadas o no), primero hay que tener un trabajo. Y este requisito previo para muchas, muchísimas personas, es un sueño, no es una realidad.
No se acaban aquí las dificultades, ya que incluso tener un trabajo no es un requisito suficiente. Resulta que para que la reclamación sea viable, y sostenible si se alcanza, hay que conseguir que la actividad laboral sea lo suficientemente productiva para poderlo permitir. Para explicarlo de una manera gráfica: nuestros antepasados, cuando perseguían la caza necesaria para su sustento, no se podían permitir "jornadas de caza de duración limitada", debían perseguir su presa hasta conseguir su objetivo. Y esto en el mejor de los casos, de poder abatir finalmente la presa. Porque les iba en ello la vida: si no cazaban, no comían.
Hoy el mundo es mucho más complejo, pero algunas cosas siguen siendo bastante parecidas. Si no cazamos, no comemos; si no contribuimos a que el tejido productivo realmente funcione y produzca, no podemos pretender derechos asociados a una productividad eficiente. Sobre todo es algo que se ha de tener claro como trabajador asalariado, porque como autónomo la contundencia de esta realidad a la que hay que enfrentarse hace ya innecesario este tipo de reflexiones.
El problema es que planear las cosas en estos términos en según que sectores está mal visto, incluso puede ser calificado de reaccionario... mientras que otros lo utilizan de excusa para perpetrar los mayores abusos contra los derechos de los trabajadores. La vida social es compleja, y hay que estar siempre alerta para que ni la simpleza o la incoherencia de unos, ni la voracidad de otros, nos despiste y nos haga bajar la guardia.
11 enero 2012
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