06 septiembre 2010

La utilidad de la historia

¿Qué pretendemos, cuando nos acercamos a la historia pasada o a las crónicas de la realidad actual? ¿Sólo nos atraen como una forma de entretenimiento? ¿O mediante la información que nos facilitan nos proponemos trascender la simple curiosidad y buscar la transformación de aquellos aspectos de la realidad que consideramos reprobables, que atentan contra la dignidad de las personas? ¿Nos motiva el propósito de buscar el vínculo entre el conocimiento de la verdad y la transformación de la realidad que nos rodea?

Si la respuesta es afirmativa, todavía podemos añadir lo siguiente: si son estas las inquietudes que albergamos, en el fondo quizás será relativamente igual que leamos un relato histórico, un periódico o que hablemos con el vecino, porque cualquier información o situación puede ser, cuando se acepta que pueda serlo, un punto de arranque para una reflexión que permita iniciar un proceso de transformación de la realidad.

Tal como al parecer decían los templarios, "quién más sepa, que más diga; quién más pueda, que más haga".