08 enero 2009

Difusión de los derechos humanos - 2

La difusión de los sistemas de valores es un asunto complejo, ya que mediante métodos dialogantes y democráticos se pueden promover objetivos totalitarios. Y mediante métodos violentos y autoritarios en teoría se puede pretender conseguir sociedades más democráticas y equitativas.

Ejemplos de la primera opción son la estrategia del Islam integrista, partidario de participar en el juego democrático para, una vez en el poder, limitar o anular libertades que la democracia debería proteger, una estrategia que también utilizó el nacionalsocialismo alemán para llegar al poder y luego promover sus políticas racistas y genocidas.

Ejemplos de la segunda opción lo son la práctica totalidad de los avances en el reconocimiento de derechos y libertades que se han conseguido, alcanzados a través del enfrentamiento de los oprimidos con el poder establecido, que les negaba determinados derechos. Por ejemplo, la Revolución Francesa y la Revolución Bolchevique (las referencias a las dos revoluciones se incluyen sólo como muestra de las distintas sociedades en las que se produjeron y las distintas teorías sociales en las que se sustentaban, no por su evolución o sus resultados).

Gestionar la realidad suele ser complejo. Porque el dilema no se limita a la elección entre una u otra actuación en una determinada circunstancia y momento, existe un dilema previo que ya supone un importante desafío: actuar o inhibirse. La intervención no es siempre la mejor opción. Y la inhibición en ocasiones es de una indignidad vergonzosa.

En demasiadas ocasiones hemos de asumir la incertidumbre y el riesgo propios de situaciones incomodas, en las que los colores no son precisos, en las que quizás, a pesar de toda la mejor buena voluntad e inteligencia que se inviertan, será inevitable que, hagamos lo que hagamos, no salgamos indemnes. Con un balance de luces y sombras, con una inevitable insatisfacción que, si se pudiera evaluar por adelantado, seria deseable que fuera siempre mucho menor que la insatisfacción o la vergüenza que en ocasiones acarrea no intervenir en una determinada situación o conflicto.

Un ejemplo de ámbito internacional de inhibición detestable: la actitud de la comunidad internacional ante el genocidio de Ruanda de 1994. Un ejemplo de acción igualmente detestable: el largo período anterior colonialista en todo el continente africano, guiado por los intereses de las voraces potencias coloniales, ávidas de posiciones estratégicas, recursos naturales y mano de obra barata o esclava.