¿Qué es arte? ¿Cuál es la relación entre arte y civilización? ¿Qué es civilización? ¿Existe alguna relación entre grado de civilización, evolución artística y progreso de la ética?
De entrada es pertinente la consulta del diccionario (RAE):
-Arte: virtud, disposición y habilidad para hacer algo; manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
-Civilización: estadio cultural propio de las sociedades humanas más avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas y costumbres.
La consulta del diccionario, más que resolver las dudas, las aumenta. ¿El arte siempre expresa visiones desinteresadas? ¿La civilización es el estado cultural propio de las sociedades más avanzadas por el nivel de sus ideas y costumbres? Algo no encaja... no hay que ser ningún erudito para darse cuenta de que la historia de la humanidad está salpicada de un rosario de ejemplos empeñados en llevar la contraria al diccionario.
El arte y la perversidad en muchas ocasiones han ido de la mano. Desde los más remotos tiempos: hacia el 570 a. C., el escultor Perilao de Atenas ofreció a Falaris, tirano de Akragas, un toro de bronce hueco destinado a cocer vivas a sus víctimas. Una vez encerradas dentro, se encendía una hoguera debajo de la escultura y se asistía a la agonía del condenado mientras se escuchaban a través de los orificios practicados en la nariz del toro los gritos y la desesperación del desgraciado.
Recientemente se ha revelado la utilización de la música como herramienta de tortura en las cárceles secretas de los Estados Unidos diseminadas por distintos países. Tampoco es ninguna novedad que unos militares puedan cometer actos de crueldad y de barbarie (lo excepcional casi es lo contrario, y lo contrario casi es imposible, porque las guerras y todo lo que las rodea siempre son brutales). En este caso lo más sorprendente ha sido la actitud de algunos músicos cuyas canciones se han utilizado con esta finalidad torturadora. Mientras que unos se han quejado enérgicamente y han exigido que cese este uso, alguno (por ejemplo Deicide) ha manifestado su aprobación y su orgullo por el hecho de haber contribuido con sus creaciones a esta labor.
El arte es una herramienta, un utensilio, como un cuchillo. Se pueden utilizar para cortar el pan o para degollar al vecino. Como un martillo, que se puede utilizar para clavar un clavo o para abrirle la cabeza a quién nos incomoda. Cualquier valoración de una herramienta, también en el caso del arte, se ha de situar en el contexto de su utilización concreta, de la finalidad con la que se usa, de los efectos que produce.
Un artista puede poner todo su arte, todo su saber y energía, al servicio de proyectos encaminados al progreso de la ética, por ejemplo al servicio de la difusión y la consolidación de los derechos humanos. Y puede hacer también todo lo contrario, como el escultor Perilao. O ni una cosa ni la otra.
Para terminar: parece ser que Falaris estuvo encantado con el regalo de Perilao y lo utilizaba a menudo, tan a menudo que el mismo Perilao también acabo cocido dentro de la barriga de su toro de bronce. Conclusión: alabar o trabajar para los tiranos (sean del pelaje que sean, incluidos los tiranos económicos, hoy tan globalizados), además de éticamente reprobable, normalmente tampoco es la mejor estrategia de futuro.