28 abril 2010
27 abril 2010
Citas - Javier Cercas (prohibir y tolerar)
"También diré que no entiendo que la línea principal de defensa de los taurinos ante la amenaza a la fiesta haya sido la apelación a la libertad y que tantos de ellos hayan proclamado: 'Yo no soy partidario de prohibir nada'; vaya, pues yo sí: desde el asesinato hasta el fraude fiscal, se me ocurren muchísimas cosas que prohibir, porque la civilización consiste antes en prohibir que en tolerar, y no creo que la existencia de las corridas tenga mucho que ver con la libertad."
Javier Cercas. Ética de los toros. El País, 24-1-2010
Javier Cercas. Ética de los toros. El País, 24-1-2010
23 abril 2010
Observar el pasado para vivir el presente
"1- El reinado de los Reyes Católicos, Doña Isabel de Castilla y Don Fernando de Aragón, es el más glorioso de la Historia de España. 2- El Papa les dio el título de Católicos por su piedad y por lo mucho que trabajaron por extender en sus estados la fe cristiana. (...) 6- Para defender en sus estados la Religión Católica los Reyes Católicos expulsaron a los judíos, a los que el pueblo odiaba por sus crímenes y avaricia y crearon el tribunal de la Santa Inquisición, para castigar a los herejes. (...) "
["Lección 14. Los Reyes Católicos" de la "Historia de España, Tercero y Cuarto Cursos". Compañía de Santa Teresa de Jesús. Hihil Obstat; El Censor, Dr. Cipriano Montserrat, Canónigo, Prelado Doméstico de S.S. Barcelona, 2 de agosto de 1958. Imprimatur; Gregorio, Arzobispo-Obispo de Barcelona. Por mandato de Su Excia. Rvdma. Dr. Alejandro Pech, Pbro., Canciller-Secretario."]
Todos los relatos históricos son subjetivos, pero asumida esta limitación, es también obvio que en el mejor de los casos hay distintos grados de aproximación a la realidad, y en el peor, en ocasiones la voluntad manifiesta y deshonesta de distorsionar sustancialmente o incluso negar rotundamente hechos ampliamente probados. Por ejemplo, es lo que ocurre con algunos presuntos historiadores que en la actualidad siguen empeñados en negar el programa y la praxis del nazismo orientados al exterminio de los judíos.
En el caso del texto reproducido, sorprende (o no) que tantos prelados y obispos que figuran junto al Nihil Obstat estuvieran de acuerdo en inculcar en las tiernas mentes infantiles de la época tamañas arbitrariedades y prejuicios.
Otro ejemplo: ahora nos desconcierta que hoy en día exista gente culta o presuntamente culta que defiende el creacionismo, pero es bueno recordar que aquí, a finales de los años cincuenta, durante el nacionalcatolicismo, en los libros de texto se podían leer párrafos como los siguientes:
"Dios creó el mundo, esto es, lo sacó de la nada. / Repasa en la Historia Sagrada la creación del mundo, la del hombre, el pecado de Adán y Eva y como Dios los arrojó del Paraíso. / Al ser arrojados del Paraíso, Adán y Eva se refugiaron en los bosques y en las cavernas para defenderse del frío, la lluvia y los animales. / Los descendientes de Adán y Eva se fueron extendiendo por el mundo y algunos de ellos llegaron también a España. / Les llamamos los hombres primitivos. Vivían casi como las fieras."
["Avanza", publicado también por la Compañía de Santa Teresa de Jesús, sin fecha, de la misma época que el anterior según se deduce de alguno de sus textos.]
En fin, paciencia. Y diligencia mental, que no se nos suban los humos a la cabeza, porque las reflexiones sobre el pasado sólo tienen utilidad cuando nos sirven para vivir mejor y con más sensatez el presente. Así que, ojo, no sea que las generaciones futuras se sorprendan (o se indignen, o se rían), de las contradicciones con las que ahora nosotros convivimos y que nos pasan desapercibidas (o que por comodidad nos esforzamos en ignorar). Dado que, en mayor o menor grado, esto pasará, esperemos al menos que los asuntos en cuestión no sean demasiado graves o esperpénticos.
Si observamos el pasado, que no sólo sea como curiosidad, que sea en primer lugar para aprender alguna cosa aplicable al presente, de manera que, aquí y ahora, consigamos ser más lúcidos y coherentes.
["Lección 14. Los Reyes Católicos" de la "Historia de España, Tercero y Cuarto Cursos". Compañía de Santa Teresa de Jesús. Hihil Obstat; El Censor, Dr. Cipriano Montserrat, Canónigo, Prelado Doméstico de S.S. Barcelona, 2 de agosto de 1958. Imprimatur; Gregorio, Arzobispo-Obispo de Barcelona. Por mandato de Su Excia. Rvdma. Dr. Alejandro Pech, Pbro., Canciller-Secretario."]
Todos los relatos históricos son subjetivos, pero asumida esta limitación, es también obvio que en el mejor de los casos hay distintos grados de aproximación a la realidad, y en el peor, en ocasiones la voluntad manifiesta y deshonesta de distorsionar sustancialmente o incluso negar rotundamente hechos ampliamente probados. Por ejemplo, es lo que ocurre con algunos presuntos historiadores que en la actualidad siguen empeñados en negar el programa y la praxis del nazismo orientados al exterminio de los judíos.
En el caso del texto reproducido, sorprende (o no) que tantos prelados y obispos que figuran junto al Nihil Obstat estuvieran de acuerdo en inculcar en las tiernas mentes infantiles de la época tamañas arbitrariedades y prejuicios.
Otro ejemplo: ahora nos desconcierta que hoy en día exista gente culta o presuntamente culta que defiende el creacionismo, pero es bueno recordar que aquí, a finales de los años cincuenta, durante el nacionalcatolicismo, en los libros de texto se podían leer párrafos como los siguientes:
"Dios creó el mundo, esto es, lo sacó de la nada. / Repasa en la Historia Sagrada la creación del mundo, la del hombre, el pecado de Adán y Eva y como Dios los arrojó del Paraíso. / Al ser arrojados del Paraíso, Adán y Eva se refugiaron en los bosques y en las cavernas para defenderse del frío, la lluvia y los animales. / Los descendientes de Adán y Eva se fueron extendiendo por el mundo y algunos de ellos llegaron también a España. / Les llamamos los hombres primitivos. Vivían casi como las fieras."
["Avanza", publicado también por la Compañía de Santa Teresa de Jesús, sin fecha, de la misma época que el anterior según se deduce de alguno de sus textos.]
En fin, paciencia. Y diligencia mental, que no se nos suban los humos a la cabeza, porque las reflexiones sobre el pasado sólo tienen utilidad cuando nos sirven para vivir mejor y con más sensatez el presente. Así que, ojo, no sea que las generaciones futuras se sorprendan (o se indignen, o se rían), de las contradicciones con las que ahora nosotros convivimos y que nos pasan desapercibidas (o que por comodidad nos esforzamos en ignorar). Dado que, en mayor o menor grado, esto pasará, esperemos al menos que los asuntos en cuestión no sean demasiado graves o esperpénticos.
Si observamos el pasado, que no sólo sea como curiosidad, que sea en primer lugar para aprender alguna cosa aplicable al presente, de manera que, aquí y ahora, consigamos ser más lúcidos y coherentes.
19 abril 2010
Comportarse fraternalmente
Una reflexión sencilla, podríase decir que doméstica, sobre el artículo 1 de la Declaración Universal: "Todos los seres humanos (...) deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".
No recuerdo exactamente la historia, ni quién me la contó, o donde la lei o escuché, no sé si és de alguna persona conocida o no, sólo recuerdo que me cautivó, y que de vez en cuando me vuelve a la memoria:
"Por qué la gente se grita cuando está enojada? Si la otra persona esta a nuestro lado, ¿no es mejor hablarle sin gritar? Cuando dos personas estan enojadas, sus corazones se alejan. Y a causa de la distancia que se establece, creen que deben gritar para hacerse escuchar: cuanto más se enojan, más se alejan y más gritan. En cambio, cuando dos personas se quieren, sus corazones se acercan. Y hablan suavemente."
No recuerdo exactamente la historia, ni quién me la contó, o donde la lei o escuché, no sé si és de alguna persona conocida o no, sólo recuerdo que me cautivó, y que de vez en cuando me vuelve a la memoria:
"Por qué la gente se grita cuando está enojada? Si la otra persona esta a nuestro lado, ¿no es mejor hablarle sin gritar? Cuando dos personas estan enojadas, sus corazones se alejan. Y a causa de la distancia que se establece, creen que deben gritar para hacerse escuchar: cuanto más se enojan, más se alejan y más gritan. En cambio, cuando dos personas se quieren, sus corazones se acercan. Y hablan suavemente."
08 abril 2010
07 abril 2010
Consumismo y solidaridad
Adela es una mujer solidaria, sensible, comprometida con los suyos y con distintas causas sociales. Clara es su hija adolescente: ha crecido tanto bajo la influencia de Adela como de la sociedad que la rodea, hedonista, consumista, individualista.
Adela suele llevar con discreción las iniciativas sociales en las que se implica, tanto si se trata de dedicarles su tiempo como si son contribuciones de tipo económico. Sobre todo de las segundas no se atreve a hablar con Clara, ya que alguna vez que había mencionado el tema había notado que Clara no lo asimilaba nada bien. Clara, a pesar de tener todas las necesidades cubiertas, como tantas otras jóvenes de su generación y de su entorno parece que no está nunca satisfecha, arrastra una insatisfacción profunda que pretende ahogar con una actitud consumista. Un consumismo compulsivo que requiere dinero. Un dinero que a ella le parece que su madre tiene la obligación de facilitarle.
Adela también tiene sus inseguridades. En ocasiones tiene remordimientos, piensa que si ella hubiera sido capaz de transmitir una mayor seguridad a su hija ahora seguramente no sería tan vulnerable, sería una adolescente más segura de si misma, estaría más en paz consigo misma. No obstante, tiene claro que si algo puede corregir, si en algo puede ayudar a Clara, no es precisamente cediendo a sus demandas.
En una ocasión, cansada de las exigencias de su hija, de su insistencia reclamando dinero, tachándola de avariciosa por no querer dárselo, Adela le dice que no se considera en absoluto una mujer ejemplar, que le puede hechar en cara muchas cosas, porque defectos no le faltan, pero precisamente la avaricia no es una de sus características. Y con la mejor intención, con la finalidad de dar solidez a su afirmación, le pone un ejemplo, le cuenta que hace poco ha hecho una importante aportación económica a una organización dedicada a atender a las personas sin techo.
Clara estalla, de forma tan violenta que Adela se arrepiente de habérselo contado. Pensaba que al decírselo quizás la habría hecho reflexionar, pero sólo consigue desatar su ira. Y en posteriores ocasiones de demandas de dinero insatisfechas Clara saca a relucir el tema. Recuerda el caso con resentimiento, con rabia. Considera una injusticia flagrante el comportamiento de su madre.
El incidente no afecta las convicciones de Adela, cree que hace lo correcto y sigue actuando de la misma forma. Con tristeza, porque le cuesta sentirse cercana a Clara cuando le sale esta vena tan egoísta, cuando ve que su hija es incapaz de entender que sus frívolas necesidades son ridículas al lado de las necesidades vitales de tantas personas que viven sufriendo graves precariedades económicas.
Clara es una adolescente confundida, ansiosa, insegura. Con un poco de suerte es probable que cuando supere la adolescencia supere también sus miedos, sus dudas, y sea capaz de construirse ella misma como una persona productiva e independiente. No le faltan ni la energía ni la lucidez necesarias. Habrá que ver si entonces, con la madurez y la libertad de la autonomía conquistadas, también le aflorará la actitud solidaria que Adela ha intentado transmitirle. O si, siendo ya una persona autónoma, seguirá arrastrando toda la vida la actitud consumista y egoísta con la que la sociedad de consumo, aprovechándose de la vulnerabilidad de la adolescencia, la ha esclavizado. La actitud con la que la sociedad de consumo no sólo la ha esclavizado a ella, sino también a la mayoría de personas adultas que la rodean, y que le habrán servido también de referentes.
Adela suele llevar con discreción las iniciativas sociales en las que se implica, tanto si se trata de dedicarles su tiempo como si son contribuciones de tipo económico. Sobre todo de las segundas no se atreve a hablar con Clara, ya que alguna vez que había mencionado el tema había notado que Clara no lo asimilaba nada bien. Clara, a pesar de tener todas las necesidades cubiertas, como tantas otras jóvenes de su generación y de su entorno parece que no está nunca satisfecha, arrastra una insatisfacción profunda que pretende ahogar con una actitud consumista. Un consumismo compulsivo que requiere dinero. Un dinero que a ella le parece que su madre tiene la obligación de facilitarle.
Adela también tiene sus inseguridades. En ocasiones tiene remordimientos, piensa que si ella hubiera sido capaz de transmitir una mayor seguridad a su hija ahora seguramente no sería tan vulnerable, sería una adolescente más segura de si misma, estaría más en paz consigo misma. No obstante, tiene claro que si algo puede corregir, si en algo puede ayudar a Clara, no es precisamente cediendo a sus demandas.
En una ocasión, cansada de las exigencias de su hija, de su insistencia reclamando dinero, tachándola de avariciosa por no querer dárselo, Adela le dice que no se considera en absoluto una mujer ejemplar, que le puede hechar en cara muchas cosas, porque defectos no le faltan, pero precisamente la avaricia no es una de sus características. Y con la mejor intención, con la finalidad de dar solidez a su afirmación, le pone un ejemplo, le cuenta que hace poco ha hecho una importante aportación económica a una organización dedicada a atender a las personas sin techo.
Clara estalla, de forma tan violenta que Adela se arrepiente de habérselo contado. Pensaba que al decírselo quizás la habría hecho reflexionar, pero sólo consigue desatar su ira. Y en posteriores ocasiones de demandas de dinero insatisfechas Clara saca a relucir el tema. Recuerda el caso con resentimiento, con rabia. Considera una injusticia flagrante el comportamiento de su madre.
El incidente no afecta las convicciones de Adela, cree que hace lo correcto y sigue actuando de la misma forma. Con tristeza, porque le cuesta sentirse cercana a Clara cuando le sale esta vena tan egoísta, cuando ve que su hija es incapaz de entender que sus frívolas necesidades son ridículas al lado de las necesidades vitales de tantas personas que viven sufriendo graves precariedades económicas.
Clara es una adolescente confundida, ansiosa, insegura. Con un poco de suerte es probable que cuando supere la adolescencia supere también sus miedos, sus dudas, y sea capaz de construirse ella misma como una persona productiva e independiente. No le faltan ni la energía ni la lucidez necesarias. Habrá que ver si entonces, con la madurez y la libertad de la autonomía conquistadas, también le aflorará la actitud solidaria que Adela ha intentado transmitirle. O si, siendo ya una persona autónoma, seguirá arrastrando toda la vida la actitud consumista y egoísta con la que la sociedad de consumo, aprovechándose de la vulnerabilidad de la adolescencia, la ha esclavizado. La actitud con la que la sociedad de consumo no sólo la ha esclavizado a ella, sino también a la mayoría de personas adultas que la rodean, y que le habrán servido también de referentes.
02 abril 2010
Citas - Joseph Goebbels
"Nuestro punto de partida no es el individuo. No suscribimos la opinión de que se debe dar de comer al hambriento, de beber al sediento o vestir al desnudo. Nuestros objetivos son completamente diferentes: tener un pueblo sano para poder dominar en el mundo".
Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania nazi, durante una conferencia del partido nacionalsocialista (1938). Citado por Rafael Poch en "T4: Medicina para matar", La Vanguardia, 20-8-2009
Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania nazi, durante una conferencia del partido nacionalsocialista (1938). Citado por Rafael Poch en "T4: Medicina para matar", La Vanguardia, 20-8-2009
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