30 agosto 2008

Creencias, prepotencias y derechos - 2

Todos los sistemas morales tienen el mismo origen: haber sido inventados por los seres humanos. No obstante, algunos colectivos niegan este origen con relación a su propio sistema moral. En general, las tradiciones religiosas no recurren a la razón y a la historia para explicar el origen de sus sistemas morales, sino a una supuesta revelación divina.

Lo que no explican de forma convincente estas tradiciones religiosas es el motivo por el cual estas supuestas verdades universales (eternas, indiscutibles, reveladas por un ser omnipotente, infinitamente sabio, bondadoso, etc.), han generado o siguen generando en ocasiones tanto dolor y sufrimiento a la humanidad. Hay algo que no encaja. Y si no, que se lo pregunten a las mujeres y a las personas homosexuales, de todas las épocas históricas, que han vivido bajo la influencia de las tres grandes religiones monoteístas de origen semítico, de acuerdo las tres en alimentar, directamente o indirectamente, la homofobia y la misoginia.

Una homofobia y una misoginia que, también es verdad, no son exclusivas suyas: por ejemplo, sobre todo la homofobia, también la compartían, y de forma feroz, las distintas dictaduras fascistas y comunistas del siglo XX. La suerte es que estas dictaduras materiales y mentales, al no basarse en presuntos orígenes divinos, fue más fácil que acabaran desacreditándose y desmoronándose a causa de sus excesos, algo que han evitado las tradiciones religiosas, a pesar de la inhumanidad de algunos de sus preceptos morales y de las conductas que estos preceptos han propiciado o siguen propiciando.