02 septiembre 2010

Implicación e inhibición

Ante determinadas actitudes o comportamientos de dudosa moralidad podemos argumentar que "es lo que se ha hecho siempre", "es lo que hace todo el mundo". Y de esta forma justificar nuestra inhibición, nuestra falta de reacción, ante los abusos o las injusticias.

Hay que reconocer que es un argumento aplicado a menudo en los análisis históricos. Y utilizando también por los mismos protagonistas de sucesos posteriormente cuestionados: por ejemplo, a gran escala, por todas las personas que durante la Segunda Guerra Mundial colaboraron con los proyectos genocidas alemanes y japoneses, o por quienes contribuyeron a las masacres perpetradas por las distintas dictaduras comunistas, en China, la Unión Soviética, Corea o Camboya.

Es verdad que no es fácil ir a contracorriente, pero también lo es que "todas las reglas tienen sus excepciones": el hecho de que determinado comportamiento fuera habitual en un momento histórico dado (o en la actualidad) no impide que no se produjeran (o se produzcan) excepciones.

Por ejemplo, la visión que tienen algunas personas de que "todos los alemanes comulgaban y colaboraban con el nacionalsocialismo" no es nada fiel a la realidad, ya que lo cierto es que los primeros ocupantes de los campos de concentración nazis fueron precisamente disidentes alemanes.

En todos los sistemas totalitarios ha existido una mayor o menor disidencia, en todas las épocas históricas siempre ha existido gente con la suficiente dignidad e integridad para no someterse a los abusos del poder. Es cierto que a menudo estas personas han pagado un alto precio por su actitud, incluso con su vida, pero demuestran que incluso en las peores circunstancias no es inevitable el colaboracionismo con las políticas autoritarias y contrarias a los valores de la libertad y de los derechos humanos.