18 agosto 2011

¿Quién escribe la historia?

¿Quién escribe la historia? ¿En qué fuentes se basa? ¿Cuales son sus objetivos al escribirla? ¿Cuales son sus convicciones personales, su ideología? ¿Hasta que punto es fiable la información que en un momento dado un historiador aporta sobre un tema concreto?

"La historia no explica la verdad. La mano que la escribe siempre es la mano del vencedor; no sólo de quien ha ganado la batalla, sino de quien ha sobrevivido, se ha aposentado, ha ganado una cátedra y se ha hecho historiador."
Joan Margarit. El Periódico, 28-7-2007

Una crónica histórica es sólo una aproximación más o menos honesta y afortunada (en ocasiones muy poco honesta, o gravemente desafortunada), a hechos del pasado, a menudo difíciles de verificar, cuando no totalmente imposibles. La eventual desiformación, los prejuicios, los intereses personales, corporativos o nacionales de los historiadores... son muchos los aspectos que hay que tener presentes al acercarse a los textos que pretenden explicarnos hechos del pasado.

Lo normal es que un buen historiador tenga en cuanta estas limitaciones. Lo curioso es que en muchas ocasiones,estas limitaciones algunos historiadores las contemplan de forma muy subjetiva: el argumento les sirve para ver la paja en el ojo ajeno mientras que, en cambio, no ven la viga en el propio. Ven la manipulación racional o emocional en los trabajos de los otros y no son capaces ni de evitar ni de reconocer en sus trabajos estos mismos defectos.

"La 'History of England', publicada en 1755 y los años siguientes está dedicada a demostrar la superioridad de los tories sobre los whigs y de los escoceses sobre los ingleses; no creía (David Hume) que la historia hubiera de tener la misma neutralidad que la filosofía."
Bertrand Russell. Historia social de la filosofía

La historia es una de las ciencias, si cabe llamarla así, más inexactas que existen. Y al mismo tiempo es imprescindible, ya que sin memoria estamos condenados a repetir los errores (las injusticias, los atropellos) del pasado. Como víctimas o verdugos. Por lo tanto, la conclusión es obvia: mucha atención, que no nos den (ni demos, nosotros estamos igualmente expuestos a esta deriva), gato por liebre.