10 mayo 2013

¿Derechos para todos?

Supongamos que gracias a unos nuevos medicamentos combinados con un complicado tratamiento realizado con unos sofisticados y modernos aparatos médicos una enfermedad que hasta hace poco era incurable ya no lo es. El único inconveniente es que el coste del tratamiento es desorbitado, y sólo se lo pueden permitir algunos privilegiados.

Nadie discute el derecho a la salud, pero es más difícil consensuar el alcance de este derecho. ¿Implica que cualquier persona, con independencia de sus recursos, y de los recursos del país en el que viva, si padece una enfermedad como la que hemos mencionado debería poder acceder al sofisticado y nuevo tratamiento que puede curarla?

Bien, quizás debería... pero es obvio que, sobre todo si es una persona pobre, y encima vive en un país pobre, no va a poder acceder a él. De hecho, según donde viva, no va poder acceder ni a un antiséptico, si lo precisa para desinfectar una herida, o a una aspirina si le duele la cabeza. No va a poder acceder a nada, tendrá que conformarse con la resignación y la paciencia.

Entre la nada, la aspirina y el multimillonario tratamiento, ¿hay algún nivel de atención médica que se pueda consensuar que es un derecho universal, de todos los seres humanos? Y en caso afirmativo, ¿se debería asumir que garantizarlo es un deber de la comunidad internacional? Y si es así, ¿cuál seria este nivel? ¿Sólo debería incluir las aspirinas y los antisépticos? ¿Quizás también los antibióticos? ¿Sólo los genéricos o también los nuevos antibióticos, si son más efectivos? ¿Y las pruebas para detectar la tuberculosis? ¿Y los medicamentos para tratarla? ¿Y el sida? ¿Y las enfermedades mentales? ¿Y...?

Otro aspecto del asunto es que con la inversión necesaria para ofrecer sofisticados  y caros tratamientos sólo accesibles para una restringida minoría de personas se podría solucionar problemas sanitarios mucho más elementales y básicos que afectan no a una minoría, sino a poblaciones enteras. Por ejemplo, el acceso generalizado al agua potable: actualmente, miles de personas, a causa de la contaminación bacteriana o de otro tipo del agua que consumen, enferman fácilmente y, en ocasiones, también mueren fácilmente. A veces, a causa de una vulgar diarrea que no se ha podido atajar por culpa de no poder disponer de un medicamento tan elemental (y barato) como un antidiarreico.

Y como la sanidad, todo. Mientras unos tienen un ordenador para estudiar (o uno tras otro), otros sólo tienen un lápiz y una libreta, o ni un lápiz y ni una libreta. Mientras unos van a la escuela, otros van a la fábrica, al campo o a la mina. Mientras unos viajan por placer en coches confortables, otros lo hacen en alpargatas, buscando formas de subsistir. Mientras unos comen tres veces al día, otros ayuna muchos días, y no para adelgazar, sino a su pesar. Mientras unos mueren a causa del exceso de comida, otros mueren de desnutrición... En fin, que mientras unos tienen derechos y los pueden ejercer, (incluso en contra de su propia salud), otros "sólo los tienen"... Y cuando reclaman poderlos ejercer, en general no se les escucha.

¿Cómo digerimos estas desigualdades? ¿Son sólo desigualdades, o también inmoralidades? ¿Qué hacemos con ellas? ¿Cómo dormimos con ellas?