07 mayo 2009

Almas y embriones

La idea del alma, la creencia en esta "sustancia espiritual e inmortal" (RAE) que habita en cada ser humano y trasciende su existencia no se puede ignorar, ya que en la medida que es compartida por un porcentaje muy elevado de población incide en la concepción del ser humano y en la forma como se organiza la vida social, ya sea a través de las costumbres o las leyes.

Con el paso del tiempo, la idea tradicional del alma ha perdido influencia en la medida que lo ha ganado, recientemente, la idea de la mente como resultado exclusivo de la actividad cerebral. En ocasiones las dos ideas se han fundido, pero esto no ha supuesto que la primera haya desaparecido, al contrario. Es por ello que puede ser oportuno plantearse algunos interrogantes acerca de los orígenes y las características de esta eventual alma trascendente.

¿Esta "sustancia espiritual e inmortal" la inserta una divinidad en cada óvulo justo en el momento de la fecundación? ¿La inserta también cuando la fecundación se hace en un laboratorio? ¿Los congeladores de embriones son también congeladores de almas? ¿Qué hará la divinidad repartidora de almas si un día, de la misma forma que en la actualidad se hace ya con algunos organismos vivos, se injertan genes de rata o tomate en un embrión humano? ¿Le adjudicará también una alma a este embrión transgénico? ¿Hasta que punto de alteraciones genéticas se la concedería? ¿Y a un tomate al que se le hayan incorporado algunos genes humanos?

Si el alma se inserta justo en el momento en que el óvulo es fecundado por el espermatozoide, ¿qué ocurre con los gemelos monozigóticos? ¿El alma también se segmenta posteriormente dando lugar a dos almas idénticas, cuando se produce la bipartición celular? Si no es así, ¿qué criterio se sigue para adjudicar a uno de los gemelos el alma original y al otro una de nueva?

Desde luego cabe argumentar que la propia ignorancia de estas respuestas no ha de presuponer la incapacidad de resolver estos desafíos de forma solvente por parte de la eventual divinidad o ser supremo responsable de la creación y la gestión de todo lo existente. Pero esta argumentación pertenece ya al mundo de las creencias, no de la razón, y esto, como se suele decir, ya es otra historia...