27 diciembre 2009
Citas - Rosa Montero (prejuicios)
Rosa Montero, "Los indios no son hombres", El País Semanal, 27-12-2009
25 diciembre 2009
Citas - Alex Ross (la música)
Alex Ross. "La música es siempre neutral", entrevista de Jesús Ruiz Mantilla, El País, 20-12-2009
20 diciembre 2009
Citas - Fernando Savater (la filosofía)
Fernando Savater. El País, 7-12-2009
19 diciembre 2009
Arte y barbarie
De entrada es pertinente la consulta del diccionario (RAE):
-Arte: virtud, disposición y habilidad para hacer algo; manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
-Civilización: estadio cultural propio de las sociedades humanas más avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas y costumbres.
La consulta del diccionario, más que resolver las dudas, las aumenta. ¿El arte siempre expresa visiones desinteresadas? ¿La civilización es el estado cultural propio de las sociedades más avanzadas por el nivel de sus ideas y costumbres? Algo no encaja... no hay que ser ningún erudito para darse cuenta de que la historia de la humanidad está salpicada de un rosario de ejemplos empeñados en llevar la contraria al diccionario.
El arte y la perversidad en muchas ocasiones han ido de la mano. Desde los más remotos tiempos: hacia el 570 a. C., el escultor Perilao de Atenas ofreció a Falaris, tirano de Akragas, un toro de bronce hueco destinado a cocer vivas a sus víctimas. Una vez encerradas dentro, se encendía una hoguera debajo de la escultura y se asistía a la agonía del condenado mientras se escuchaban a través de los orificios practicados en la nariz del toro los gritos y la desesperación del desgraciado.
Recientemente se ha revelado la utilización de la música como herramienta de tortura en las cárceles secretas de los Estados Unidos diseminadas por distintos países. Tampoco es ninguna novedad que unos militares puedan cometer actos de crueldad y de barbarie (lo excepcional casi es lo contrario, y lo contrario casi es imposible, porque las guerras y todo lo que las rodea siempre son brutales). En este caso lo más sorprendente ha sido la actitud de algunos músicos cuyas canciones se han utilizado con esta finalidad torturadora. Mientras que unos se han quejado enérgicamente y han exigido que cese este uso, alguno (por ejemplo Deicide) ha manifestado su aprobación y su orgullo por el hecho de haber contribuido con sus creaciones a esta labor.
El arte es una herramienta, un utensilio, como un cuchillo. Se pueden utilizar para cortar el pan o para degollar al vecino. Como un martillo, que se puede utilizar para clavar un clavo o para abrirle la cabeza a quién nos incomoda. Cualquier valoración de una herramienta, también en el caso del arte, se ha de situar en el contexto de su utilización concreta, de la finalidad con la que se usa, de los efectos que produce.
Un artista puede poner todo su arte, todo su saber y energía, al servicio de proyectos encaminados al progreso de la ética, por ejemplo al servicio de la difusión y la consolidación de los derechos humanos. Y puede hacer también todo lo contrario, como el escultor Perilao. O ni una cosa ni la otra.
Para terminar: parece ser que Falaris estuvo encantado con el regalo de Perilao y lo utilizaba a menudo, tan a menudo que el mismo Perilao también acabo cocido dentro de la barriga de su toro de bronce. Conclusión: alabar o trabajar para los tiranos (sean del pelaje que sean, incluidos los tiranos económicos, hoy tan globalizados), además de éticamente reprobable, normalmente tampoco es la mejor estrategia de futuro.
16 diciembre 2009
15 diciembre 2009
(desahogos) Ateísmo
Máximo Gorki
"Cuando una persona padece delirios se le llama locura. Cuando muchas personas padecen de un delirio, se le llama religión."
Robert M. Pirsig
"Los seres humanos nunca hacen el mal de manera tan completa y feliz como cuando lo hacen por una convicción religiosa."
Blaise Pascal.
"Gracias a Dios, todavía soy ateo"
Luis Buñuel
"No sé si existe Dios, pero sería mejor para su reputación que no."
Jules Renard.
"El ateismo es uno de los grandes legados europeos, y acaso nuestra única herramienta para la paz."
Slavoj Zizek
12 diciembre 2009
11 diciembre 2009
Citas - Gabriela Bravo (presunción de inocencia)
Gabriela Bravo Sanestanislao, "Presunción de inocencia y cultura democrática", El País, 11-12-2009
10 diciembre 2009
Citas - Domingo Díaz del Peral (enfermedades mentales)
Domingo Díaz del Peral. "El estigma de la enfermedad mental". El País, 15-5-2007
03 diciembre 2009
01 diciembre 2009
Citas - Rosa Pereda (la inferioridad de la mujer)
Rosa Pereda. La memoria de las mujeres. El País, 1-12-2009
29 noviembre 2009
La prostitución: ¿esclavitud o derecho? - 4
Se adjuntan a continuación algunos refranes sobre putas, en la medida que el refranero popular suele ser un curioso referente para conocer la consideración que tiene una sociedad de un determinado colectivo:
-Estar como puta por rastrojo.
-La mujer que no es hacendosa, o puta o golosa.
-A la puta y al barbero, nadie los quiere viejos.
-Amor de puta y vino de frasco, a la noche gustosos, y a la mañana dan asco.
-El amor de puta y fuego de aulagas si presto se enciende, presto se apaga.
-Amar de putas y fuego de virutas, luce mucho y poco dura.
-Mientras tengas hijas en la cuna, no llames puta a ninguna.
-A la mujer dénmela bruta, pero no puta.
-Ni de estopa buena camisa, ni de puta buena amiga.
-Ni de malva buen vencejo, ni de estiércol buen olor, ni de puta buen amor.
-Para ser puta y no ganar nada, mejor mujer honrada.
-Puta en ventana: mala mañana.
-Puta la madre, puta la hija, y puta la manta que las cobija.
-Juglares y putas, cuando envejecen nadie los busca.
-A tal puta, tal rufián.
-Con putas y frailes ni camines ni andes.
28 noviembre 2009
La prostitución: ¿esclavitud o derecho? - 3
-En el hogar y en la escuela se debería explicar a las niñas y a los niños, desde la más tierna infancia, de forma natural y con claridad, que el ejercicio de la prostitución es un trabajo tan digno como otro cualquiera.
-Las niñas y niños deberían interiorizar que ejercer de prostituta o contratar sus servicios son actividades del todo normales. Tan normales como comprar el periódico en un quiosco, encargarle una reparación a un lampista, regentar un tienda de comestibles o una mercería, etc.
-Como sería un trabajo como otro cualquiera, se debería incluir en los planes de formación profesional, organizando los distintos cursillos de grado elemental y superior, con sus preceptivas horas de prácticas en los centros asociados colaboradores.
-El personal docente, en estrecha colaboración con las familias, debería dar en todo momento el ejemplo apropiado, para que el alumnado no recibiera mensajes contrapuestos, cosa que dificultaría la asimilación de las materias incluidas en el currículo.
-Los padres y madres a los que una hija les comunicara que tenía vocación de prostituta no intentarían desalentarla, al contrario, respaldarían con firmeza su decisión y la ayudarían en todo lo posible, con la finalidad de que llegara a ser una trabajadora competente y respetada y se pudiera ganar la vida dignamente con su profesión.
-Los padres y madres de una muchacha que hubiera tomado esta decisión, para reforzar su autoestima reivindicarían públicamente la dignidad del oficio escogido por la hija: "¡Nuestra hija es prostituta, y estamos orgullosísimos de que lo sea!"
-En función de la demanda social existente, si las vocaciones espontaneas no fueran suficientes se deberían hacer campañas públicas de sensibilización, con la finalidad de aumentar el número de estudiantes y asegurar la incorporación al mercado laboral de la cantidad de prostitutas requeridas.
-Etc.
¿A cuantas personas les parecería bien que sus hijas tuvieran una educación y un futuro laboral de este tipo? ¿Por qué las mujeres que se dedican a la prostitución hacen todo lo posible para que sus hijas no sigan sus pasos?
--
(1) La referencia mayoritaria a la prostitución femenina no implica la ignorancia de la existencia de la prostitución masculina, con independencia de que sea proporcionalmente minoritaria y presente rasgos específicos. Dicha focalización es de orden sobre todo práctico, encaminada a simplificar la exposición, sin la inclusión de los necesarios matices que se deberían contemplar si se hablara al mismo tiempo y de forma personalizada de la prostitución femenina y la masculina.
27 noviembre 2009
La prostitución: ¿esclavitud o derecho? - 2
De acuerdo que es arriesgado entrar en los distintos tipos de casos y relaciones dentro de las que se producen, de alguna forma, intercambios de sexo y de dinero. Pero de ahí a deducir que la prostitución debería ser considerada un trabajo más, media un abismo. El mismo abismo (siguiendo la argumentación de las personas que defienden la consideración de la prostitución como un trabajo), que existiría en el caso de que las mujeres que en el contexto de sus relaciones matrimoniales intercambian sexo por dinero con sus parejas reivindicaran, basándose precisamente en el carácter remunerado de sus favores sexuales (cobrados en especies, en dinero contante y sonante o de la forma que sea), su condición de trabajadoras y, por extensión, los correspondientes derechos.
25 noviembre 2009
La prostitución: ¿esclavitud o derecho?
Las posturas que adoptan las distintas sociedades ante el fenómeno de la prostitución no son las mismas. E incluso dentro de las sociedades más progresistas no hay consenso, produciéndose la paradoja de que dentro de este tipo de sociedades es donde se manifiestan las posturas más extremas y contrapuestas: la de quienes defienden el derecho a ejercer la prostitución y que el ejercicio de este derecho sea considerado un trabajo más, como otro cualquiera, hasta la de quienes defienden su prohibición absoluta, llegado el caso penalizando a las prostitutas, a los clientes, o a ambos. Desde opciones contrapuestas sólo se suele coincidir en la necesidad de perseguir la actividad de los traficantes de mujeres y de los proxenetas, pero incluso aquí, redefinidos en ocasiones como "representantes de las trabajadoras sexuales", alguna vez se desliza algún matiz discrepante.
Dentro del colectivo de mujeres que ejercen la prostitución existe una minoría muy activa que exige la legalización de la prostitución y la protección de la actividad laboral de las trabajadoras del sexo, tal como se suelen autodenominar. Algunos sectores sociales, incluidos algunos dirigentes políticos, aprueban este tipo de medidas. Demandan que el ejercicio de la prostitución sea considerada como un trabajo más y que se conceda a las prostitutas todos los derechos laborales, con sus correspondientes deberes, incluida su cotización a la Seguridad Social. Argumentan que lo contrario es un ejercicio de hipocresía, ya que la prostitución no es erradicable (sostienen que mientras haya demanda habrá oferta, sea en las condiciones que sea), y que además su ocultación sólo contribuye a mantener la situación de indefensión de las mujeres que ejercen la prostitución.
Luego está un sector de población más amplio, integrado de forma mayoritaria por mujeres (pero no exclusivamente, hay hombres también muy activos dentro de este sector), que se opone tajantemente a la legalización de la prostitución, reclamando su prohibición. Una prohibición que, insisten, ha de ir acompañada de todo un paquete de medidas: la educación adecuada de todos los sectores de la sociedad (y a lo largo de las distintas franjas de edades), la planificación de las medidas sociales para que las mujeres en riesgo de caer en la prostitución tengan otras alternativas, y las medidas necesarias para que las prostitutas en activo que quieran dejarlo puedan hacerlo.
Finalmente, está el sector, quizás mayoritario, que ya sea por pereza o incluso por principios es contrario tanta a su legalización como a su prohibición. Según los casos, los motivos esgrimidos son distintos.
La pregunta pertinente ante un dilema de estas características siempre es la misma: desde el punto de vista de los derechos y valores recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ¿cuál es la postura más coherente? ¿Qué relación existe o como se deben encajar la libertad personal recogida en el primer artículo de la Declaración Universal y la prohibición de la esclavitud recogida en el artículo 4, en la medida que amplios sectores de la sociedad consideran la prostitución una forma de esclavitud?
13 noviembre 2009
10 noviembre 2009
Derecho a la propiedad - 5
Esta diversidad de interpretaciones (mejor sería hablar de "invenciones sociales", ya que como todos los demás derechos son producto del ser humano y de su necesidad de organizar la convivencia dentro de la sociedad), también se puede apreciar a lo largo de la historia: desde la aceptación durante milenios de la esclavitud, el derecho a la propiedad más extremo, en la medida que el objeto de propiedad era otro ser humano al que se le negaba cualquier tipo de derecho, hasta los planteamientos más igualitarios y comunitarios, como el que ya caracterizaba el estoicismo, tan vinculado a los orígenes del cristianismo.
En la actualidad, los debates que plantean los límites de este derecho son incontables, afectando a la práctica totalidad de la actividad humana. En ocasiones, estos debates son avivados con noticias tan insólitas como la siguiente:
"Una mujer ha sido condenada en Estados Unidos a pagar una multa de 1,9 millones de dólares por descargarse de forma ilegal 24 canciones de Internet. (...) Según el abogado, la compra legal de cada canción sólo habría costado 99 centavos por unidad. Una representante de la industria discográfica local RIIA se mostró satisfecha con la sentencia. Saludó que el tribunal haya tomado tanto en serio la violación de los derechos de reproducción como la industria musical." (El Mundo, 19-6-2009)
Este tipo de noticias esperpénticas y disparatadas nos dan la medida de la complejidad del tema, y de los peligros a los que están expuestas las personas y las sociedades cuando sus intereses no coinciden con los de las grandes corporaciones económicas. De alguna manera, y a pesar de todos los innegables avances, seguimos viviendo sujetos a unas relaciones de poder abusivas, asimétricas, refrendadas en muchas ocasiones por los organismos internacionales, aquellos que precisamente deberían velar para que estos abusos no se pudieran llevar a cabo.
Por otro lado, lo peor no son este tipo de noticias, sino otras que pasan más desapercibidas, como algunos de los movimientos de las grandes corporaciones biotecnológicas. Las repercusiones que pueden tener para la libertad de las personas el monopolio de este tipo de patentes biotecnológicas (cultivos transgénicos, organismos vivos en general, medicamentos...) son una amenaza nada desdeñable. En principio no por las posibilidades que permite la biotecnología como tal, sino por la utilización que se haga de estas posibilidades: huelga decir que cuando la principal finalidad de una actividad es el lucro (o el afan de poder) es difícil que esta actividad sea compatible con la mejora de las expectativas del conjunto de la sociedad y del respeto de los derechos humanos de todos sus miembros.
08 noviembre 2009
Citas - Luis Miguel Ariza (los grandes simios)
"(...) Basta una visita al zoológico y mirar a un chimpancé o a un gorila a los ojos. Así lo cuenta De Waal: 'Sentimos que somos similares, y ese sentimiento es mucho mayor del que se desprende con otros animales. No es cuestión de que los primates puedan mirarnos directamente a los ojos; porque también hay otras especies con visión binocular, como los gatos o los búhos, y no nos pasa eso. Es la mente que percibimos que está detrás, el deseo, la reflexión, las emociones. Y todo eso resulta tan parecido a nosotros que cuando los occidentales se encontraron con los monos por primera vez en los zoológicos, a principios del siglo XIX, en París y Londres, se disgustaron. ¡Sí, fue un disgusto!'. Las razones, nos dice este experto, radican en que los monos recordaban a los visitantes demasiadas cosas sobre ellos mismos, violando la norma establecida entonces por la religión que dictaba que el hombre no era un animal, sino algo muy diferente. 'Esta separación es fácil de mantener cuando miramos a un conejo o un ave, pero con los monos nos colocamos en una posición problemática, y la gente no termina de acostumbrarse'."
Luis Miguel Ariza. "Nobles, crueles o vengativos", El País Semanal, 8-11-2009
04 noviembre 2009
17 octubre 2009
Citas - Ángeles Caso (trabajadoras domésticas inmigrantes)
Ángeles Caso. "Las mujeres europeas nos hemos liberado explotando a las emigrantes", La Vanguardia, 17-10-2009
10 octubre 2009
Modelos sociales (comercio de sangre)
Existen muchos países donde la venta de sangre es una práctica habitual. En otros está prohibida.
Las razones prohibicionistas son de distintos tipos. Por un lado, se argumenta que la venta de sangre es una forma moderna de esclavitud que afecta a los sectores más desprotegidos de la sociedad: personas que en ocasiones recurren a venderse "parte de si mismas" para poder sobrevivir. Es por lo tanto un argumento encaminado a proteger los derechos de los más desfavorecidos, a los que al mismo tiempo la sociedad, claro está, debe ser capaz de ofrecer otras alternativas de supervivencia.
Otro aspecto de este comercio es el de los peligros sanitarios que comporta, ya que las personas que venden su sangre a menudo se encuentran en graves situaciones de exclusión y con eventuales enfermedades contagiables a través de la sangre y, preocupadas sólo por conseguir dinero, pueden intentar ocultar su estado de salud, poniendo así en peligro la salud de los receptores (en el caso de que los análisis que se hagan antes de la utilización de la sangre no sigan un protocolo suficientemente exhaustivo o se cometa algún error durante su realización).
Luego está el argumento de la difícil compatibilidad de la posibilidad de vender sangre con el fomento de las donaciones desinteresadas. Una sociedad en la que ambas opciones son posibles tiene muchas dificultades para convencer a la población para que done su sangre desinteresadamente. Además, la venta de sangre va acompañada de la de la discriminación de los receptores: en un sistema con donantes retribuidos la sangre vendida se canaliza hacia quién la puede pagar, la sanidad privada y los aspirantes a receptores con capacidad económica, algo que, obviamente, todavía desincentiva más las donaciones desinteresadas (y que repercute en la sangre disponible y la operatividad del sistema sanitario de una sociedad).
Los distintos argumentos que justifican la prohibición del comercio de sangre son de un marcado carácter social y práctico. Pretenden tanto poner coto a los privilegios de los sectores más pudientes, capaces de pagar para poder tener sangre ajena de forma privilegiada en caso de necesitarla (la prohibición de vender sangre va acompañada de la prohibición de pagar por ella), como garantizar que, en caso de necesidad, cualquier persona, sin discriminaciónes a causa de sus recursos económicos, pueda beneficiarse de la sangre disponible en los bancos de sangre, tomándose las decisiones de las transfusiones y sus prioridades según estrictos criterios médicos.
De hecho, a nadie le debería extrañar que se regule (se condicione, limite o prohiba totalmente) el comercio de sangre. Las legislaciones nacionales e internacionales sobre los distintos tipos de comercios están llenas de leyes y normas que regulan, limitan o prohiben (en determinadas circunstancias o de forma absoluta) el comercio de determinadas materias.
Volvamos a las preguntas iniciales. ¿La gente tiene derecho a hacer con su cuerpo lo que quiera? ¿Se le puede impedir que comercie con él, como por ejemplo en el caso de la prostitución, o en el de la venta de sangre?
En el caso de la venta de sangre, hasta el momento no todas las sociedades han adoptado la misma decisión. Pero a la vista de los argumentos prohibicionistas, parece difícil rebatir que responden a un modelo de sociedad más igualitario y justo, en el que es más fácil que se de un mayor grado de respeto de los derechos humanos.
04 octubre 2009
Citas - E. Punset (diversidad cultural)
Eduardo Punset. El Periódico, 28-7-2009
02 octubre 2009
La emancipación de la mujer - 2
Si estas dos mujeres consiguen sensibilizar a la opinión pública sobre la discriminación que sufren, y son capaces de generar una corriente de simpatías y adhesiones, quizás algún día, ante las plazas de toros, veremos manifestaciones eventualmente multitudinarias (de mujeres y hombres, ellos solidarios con ellas), reivindicando el derecho de las mujeres a torear en igualdad de condiciones que los hombres.
Si esto ocurriera, sería probable que compartieran la calle con otras manifestaciones paralelas, también de mujeres y hombres, que reivindicarían (seguirían reivindicando, en algunas ciudades hace años que lo hacen, hasta el momento con pocos resultados), la erradicación de las corridas de toros. Es decir, reivindicando la anulación del derecho que se otorga a los hombres toreros a torturar hasta la muerte un toro.
¿Cuál sería la actitud que debería adoptar una persona (hombre o mujer) comprometida con la reivindicación de la emancipación y los derechos de las mujeres en una situación de este tipo? ¿Es muy aventurado afirmar que el compromiso prioritario de cualquier hombre o mujer debería ser con la empatía y la compasión hacia el sufrimiento ajeno?
Todo lo humano es opinable. Los mayores crímenes de la historia siempre han tenido el apoyo de sus respectivos ideólogos: en la Alemania hitleriana, la URSS de Stalin, la Camboya de Pol Pot, las dictaduras española, sudamericanas o de cualquier continente... Sí, todo es opinable, pero parece que es una opción más culta, más progresista, civilizada, afirmar que ningún hombre o mujer puede reclamar ningún presunto derecho si su posesión y ejercicio implica violar la dignidad de otras personas.
Ampliando el alcance de este elemental principio, parece que sería bastante coherente que, como seres sensibles que somos, nos tendríamos que negar el presunto derecho a torturar a cualquier otro ser sensible. Es decir, en el caso de Maripaz Vega y Eva Florencia, en lugar de intentar equipararse a los hombres toreros-torturadores, en lugar de sentirse frustradas por la discriminación que padecen, deberían esforzarse por cultivar otra pasión y enfocar sus aspiraciones profesionales en otras direcciones. Seguro que si intentan ser profesoras universitarias, juezas o políticas (o lampistas, taxistas, acordeonistas...), si sufren discriminaciones sus quejas y reivindicaciones serán mucho mejor comprendidas y compartidas.
01 octubre 2009
La emancipación de la mujer
A la lucha de la emancipación de la mujer le queda todavía mucho trecho por recorrer. Y algunas ideas por depurar, como la de que cualquier derecho que se le reconozca a un hombre también se le ha de reconocer a una mujer. Una idea aparentemente sensata pero al mismo tiempo peligrosa.
Por ejemplo. En una sociedad esclavista (en la que la práctica de la esclavitud estuviera regulada legalmente), ¿las mujeres deberían aspirar a poder ser ellas también traficantes y propietarias de esclavos, en el caso de que este dudoso derecho sólo se les reconociera a los hombres? Otro ejemplo: en una sociedad colonial que reconociera el derecho de conquista, en la que los hombres invadieran territorios, sometieran a sus habitantes y usurparan sus riquezas, ¿las mujeres también deberían reivindicar el derecho a ser conquistadoras, genocidas, esclavizadoras y usurpadoras de riquezas ajenas? (si parece desmesurado el ejemplo, piénsese en la presencia de las mujeres en el ejército de los EE.UU. y la actuación, entre otras, de este país en Irak).
¿Es legítimo reivindicar este tipo de igualdad? En ocasiones, oyendo hablar a algunas mujeres (no necesariamente de temas tan extremos), parece que sí. Parece que defiendan el principio de que, si hay hombres que se comportan con estulticia, soberbia, despreciativamente, con violencia y prepotencia, es legítimo reivindicar el derecho a igualarse a ellos también en estos aspectos.
Pero sólo libera y emancipa de verdad lo que expande las capacidades creadoras vinculadas a los valores propios de los derechos humanos. Aquello que permite que se expanda lo mejor de cada uno o una, la capacidad de empatía, de solidaridad, lo que permite que se afiance una sociedad y un mundo en el que los derechos humanos de todas las personas sean respetados. Y los presuntos derechos contrarios a la dignidad de las personas que algunas sociedades otorgan a los hombres no hay que reivindicarlos para las mujeres esgrimiendo el principio de la igualdad, sino, esgrimiendo el mismo principio, negárselo de forma rotunda a los hombres.
27 junio 2009
Citas - Margarita María Pintos (violencia contra las mujeres)
Margarita María Pintos. "Violencia de género y sociedad", El País, 27-6-2009
Citas - Ricardo Benjumea (desde las cavernas misóginas)
Ricardo Benjumea. Alfa y Omega, "semanario católico de información" publicado por el Arzobispado de Madrid. 28-5-2009
22 junio 2009
Citas - Francisco J. Ayala (modificaciones genéticas)
Francisco J. Ayala. "Con la teoría del diseño inteligente, Dios sería el mayor abortista". Entrevista de Malén Aznárez, El País, 21-6-2009
13 mayo 2009
Citas - Larry Hollingworth (banderas e indentidades)
Larry Hollingworth (ex coronel británico, coordinador de 12 misiones de la ONU en zonas en conflicto). "Creo más en las personas que en las banderas", La Vanguardia (La Contra), 6-5-2009
11 mayo 2009
Homofobia, misoginia y religiones
No hay nada que más tema la autoridad, del tipo que sea, que la libertad de sus tutelados o subordinados. De entre todas las autoridades, la libertad que más temen las autoridades religiosas es la libertad sexual, por lo que hacen todo lo posible para someterla, de forma prioritaria y obsesiva en el caso de las mujeres. Sin olvidarse claro está de las personas homosexuales, a las que siempre han tenido también en su punto de mira a causa de sus "tendencias y comportamientos pervertidos".
Para ello cuentan con la fuerza de la coacción y con la fuerza de la educación (tan parecidas en ocasiones), de probada eficacia a lo largo de los siglos. Ante esta realidad, no es prudente limitarse a armarse de paciencia, hay que armarse también de valor y determinación e intentar reducir su influencia en todos los ámbitos posibles. En primer lugar, en el ámbito educativo, y de forma especial durante la escolarización obligatoria. Hay que adoptar esta actitud activa tanto por una cuestión de supervivencia como de decencia ética.
Que el mundo sea de una forma u otra depende, en gran medida, de nosotros. Depende de la actitud que adoptemos ante todo lo que nos rodea, de los compromisos que asumamos, de nuestras decisiones diarias. Depende de la aprobación, la pasividad o la activa oposición que adoptemos cuando aquellos que detentan algún tipo de poder intenten utilizarlo para recortar la libertad de algunas personas, negar su igualdad de derechos o cuestionar su dignidad.
07 mayo 2009
Almas y embriones
Con el paso del tiempo, la idea tradicional del alma ha perdido influencia en la medida que lo ha ganado, recientemente, la idea de la mente como resultado exclusivo de la actividad cerebral. En ocasiones las dos ideas se han fundido, pero esto no ha supuesto que la primera haya desaparecido, al contrario. Es por ello que puede ser oportuno plantearse algunos interrogantes acerca de los orígenes y las características de esta eventual alma trascendente.
¿Esta "sustancia espiritual e inmortal" la inserta una divinidad en cada óvulo justo en el momento de la fecundación? ¿La inserta también cuando la fecundación se hace en un laboratorio? ¿Los congeladores de embriones son también congeladores de almas? ¿Qué hará la divinidad repartidora de almas si un día, de la misma forma que en la actualidad se hace ya con algunos organismos vivos, se injertan genes de rata o tomate en un embrión humano? ¿Le adjudicará también una alma a este embrión transgénico? ¿Hasta que punto de alteraciones genéticas se la concedería? ¿Y a un tomate al que se le hayan incorporado algunos genes humanos?
Si el alma se inserta justo en el momento en que el óvulo es fecundado por el espermatozoide, ¿qué ocurre con los gemelos monozigóticos? ¿El alma también se segmenta posteriormente dando lugar a dos almas idénticas, cuando se produce la bipartición celular? Si no es así, ¿qué criterio se sigue para adjudicar a uno de los gemelos el alma original y al otro una de nueva?
Desde luego cabe argumentar que la propia ignorancia de estas respuestas no ha de presuponer la incapacidad de resolver estos desafíos de forma solvente por parte de la eventual divinidad o ser supremo responsable de la creación y la gestión de todo lo existente. Pero esta argumentación pertenece ya al mundo de las creencias, no de la razón, y esto, como se suele decir, ya es otra historia...
06 mayo 2009
Dilemas éticos: el aborto - 4
Un piñón no es un pino pequeñito, ni tan siquiera un pino en miniatura, ni un bonsái de pino. Es sólo un proyecto de pino. Un proyecto que puede desarrollarse y, entonces sí, acabarse convirtiendo en un pino, incluso en un gran pino centenario. O seguir otro destino, y acabar en un plato de espinacas con pasas.
No obstante, es legitimo argumentar que no se pueden comer piñones porque hacerlo es un atentado medioambiental prohibido por la legislación forestal que regula la gestión de los árboles de los bosques. Cada cual puede argumentar lo que quiera. Pero lo que libremente argumenta cada cual luego hay que confrontarlo con lo que argumentan los demás, e intentar llegar a algún tipo de consenso o acuerdo, cuando lo que se argumenta se pretende que tenga alguna incidencia sobre las normas de convivencia de una sociedad.
Un piñón, para ser un pino, debería tener raíces, tronco, ramas y hojas. Pero un piñón sólo tiene dos cotiledones y un germen: no es un pino, es sólo una semilla de pino.
¿Un óvulo fecundado es un ser humano? ¿Un ser humano pequeñito, en miniatura, un bonsái humano? ¿O sólo es una semilla de ser humano? ¿Es lo mismo un ser humano que un ser humano en potencia?
¿Una mórula, una blástula (las primeras fases de segmentación celular tras la fecundación de un óvulo), con todas sus células exactamente iguales, son seres humanos? Para algunas personas sí, para otras no. Y no hay forma de ponerse de acuerdo, está claro que es un problema irresoluble, en la medida que en la argumentación no intervienen sólo razones sino también convicciones y creencias.
Con relación a los efectos prácticos de estas razones y creencias, es decir, la regulación o la prohibición del derecho a la interrupción del embarazo, estos efectos se verán condicionados, en un determinado país y momento, por quienes detenten el poder. Un poder del que suelen estar excluidas las mujeres, ya que lo controlan de forma generalizada los hombres en el ámbito civil y de forma absoluta en el religioso.
(1) Fragmento ampliado:
http://10-12-1948.blogspot.com/2009/03/citas-jesus-mosterin-sobre-el-aborto.html
05 mayo 2009
Dilemas éticos: el aborto - 3
Hoy sabemos que a partir de distintos tipos de células humanas, embrionarias o incluso adultas, se puede reproducir la misma evolución (segmentación, mitosis y diferenciación) que se origina a partir de un óvulo fecundado. Para aquellas personas que consideran que un ser humano lo es desde el mismo instante de la fecundación, ¿de lo anterior se puede deducir que cualquiera de estas células susceptibles de segmentarse y diferenciarse igual que un óvulo fecundado también son seres humanos? ¿O son sólo seres humanos en potencia, con una potencialidad distinta, menor, que la del óvulo fecundado? ¿O qué son?
¿Es lo mismo ser que ser en potencia? ¿Un óvulo fecundado es un ser humano o un ser humano en potencia?
El conocimiento del proceso biológico mediante el cual a partir de un óvulo fecundado por un espermatozoide se acaba desarrollando un ser humano (o el proceso que permite que a partir de una célula embrionaria se pueda alcanzar el mismo fin) abre un abanico de preguntas que tiempo atrás eran inimaginables. Este conocimiento ha resuelto muchos interrogantes biológicos y, al mismo tiempo, ha planteado otros nuevos. No sólo biológicos, también éticos.
¿Hay que ignorar la evidencia del nuevo marco que configura el avance del conocimiento? ¿Se pueden pretender resolver las nuevas dudas desde los mismos paradigmas utilizados hace cien o dos mil años?
Todas las morales, normas sociales y sistemas de derechos son invenciones humanas que han ido evolucionando a lo largo de la historia. Han evolucionado tanto gracias a las reflexiones éticas que se han planteado las sociedades como gracias a los avances del conocimiento científico, que ha permitido tener una visión más real o ajustada del mundo en que vivimos y de nuestra propia naturaleza.
Hoy, a la vista de que todo proceso vital es precisamente esto, un proceso, ¿se puede sostener que un ser humano empieza a existir (se forma, se crea, aparece) en un instante, justo en el momento en el que un espermatozoide penetra en un óvulo y ambos combinan su carga genética? ¿O es más lúcido admitir que la vida la forman procesos, que nada aparece ni desaparece en un instante, y que hemos de aprender a convivir con esta fragilidad existencial?
Las evidencias indican que la conformación de un ser humano es el resultado de un proceso (con independencia de que algunas personas tengan la convicción de algún tipo de intervención sobrenatural en un instante determinado). Deberíamos asumir que siempre será un tema complejo establecer límites, momentos evolutivos, a partir de los cuales se pueda considerar que existe realmente un ser humano, y que por lo tanto justifique que se regule su protección como tal. Deberíamos asumir además humildemente que la fijación de este límite no dejará de ser arbitraria (ya que los extremos del proceso son obvios, pero no así el espacio que lleva de uno al otro). Pero esta zona gris e incómoda de valorar, esta fragilidad y esta arbitrariedad, no deberían hacernos desistir de afrontar esta inestabilidad, ya que, en la decisión de reconocer o no como ser humano un ser en proceso de evolución a la humanidad hay que contemplar también los derechos y necesidades de otras partes implicadas. Es decir, las mujeres embarazadas.
24 abril 2009
Citas - E. Gimbernat (sobre el aborto)
Enrique Gimbernat, catedrático de Derecho Penal en la Universidad Complutense. Citado por Juan G. Bedoya en "Tranquilos: el pecado no es delito", El País, 24-4-2009
Citas - Derechos y religiones
Enrique Gimbernat, catedrático de Derecho Penal en la Universidad Complutense
"La Constitución impide que los valores o intereses religiosos se erijan en parámetros para medir la legitimidad o justicia de las normas y actos de los poderes públicos. Es lo que inexorablemente se produce cuando se identifican delito y pecado."
Dionisio Llamazares, catedrático emérito de Derecho Eclesiástico del Estado en la Universidad Complutense de Madrid.
"A la Iglesia le corresponde decir qué es pecado, no qué es delito"
Bibiana Aído, ministra de Igualdad.
Textos citados por Juan G. Bedoya en "Tranquilos: el pecado no es delito", El País, 24-4-2009
15 abril 2009
Derecho a la educación y derechos de los padres - 2
El dilema es otro, radica en los principios que se quieran transmitir: ¿es una doctrina de libertad, igualdad y solidaridad, o una doctrina de sumisión, discriminación y egoísmo? ¿En sintonía u oposición, al conjunto de valores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos?
Cuando algún sector de la sociedad pretende incidir, por adicción o sustracción, sobre los valores que se han de transmitir desde el sistema educativo, si sus criterios no casan con los que se promueven a través de las políticas de derechos humanos de las Naciones Unidas, no hay que ceder. Al contrario, su eventual insistencia en preservar al alumnado de lo que para ellos son quizás "perversas influencias" es una muestra contundente de la necesidad de que durante la educación obligatoria la educación en valores aborde sin tapujos los ámbitos que ellos temen.
Por ejemplo, educar al alumnado para que asuma que las opciones sexuales de cada cual son decisiones personales que nadie tiene derecho a fiscalizar, no es "pervertirlo". Es sólo prevenir que pueda desarrollar actitudes homófobas, si ha sido inducido a pensar que hay algo de deshonesto y punible en cualquier opción sexual que no sea la convencional y mayoritaria.
Y lo mismo cabe decir de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres: sólo la defensa a ultranza de este principio, en todos los ámbitos, públicos y privados, puede ayudar a conseguir que la vida de las mujeres sea cada día que pasa más amable, con más libertad, más oportunidades y menos inseguridad.
14 abril 2009
Derecho a la educación y derechos de los padres
La misma conclusión se puede sacar de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). En su artículo 26, en el tercer punto, expone el derecho preferente de los padres a escoger la educación de sus hijos. Pero en el punto que le precede se precisan los requisitos que ha de cumplir la educación, conseguir "el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales".
¿Qué pasa, entonces, si unos padres pretenden educar a sus hijos en valores contrarios a los recogidos en la DUDH? ¿Se puede esgrimir el derecho de los padres a la educación de sus hijos cuando pretenden ejercerlo inculcándoles, por ejemplo, valores racistas? Para exponerlo de forma más contundente: ¿unos padres pueden inculcar a sus hijos la eventual conveniencia de una limpieza étnica, como en el caso del genocidio nazi o los más recientes de Ruanda y los Balcanes? ¿Alguien se atrevería a defender este derecho educativo? Y si se atreviera, ¿podría tener la osadía de hacerlo amparándose precisamente en un artículo de la DUDH?
Pues bien, esto que expuesto así parece tan esperpéntico y disparatado en realidad no es tan distinto de la situación que han propiciado aquellas personas y colectivos que, con algunos valores homófobos y misóginos en sus sistemas morales, no sólo los inculcan a sus hijos, sino que, al mismo tiempo, se oponen tajantemente a que desde el sistema educativo se cuestionen estos contravalores.
Una sociedad que basa su ordenamiento jurídico, su sistema educativo y su convivencia ciudadana en los principios de la DUDH no puede aceptar que algunos colectivos ondeen la bandera de los derechos de los padres sobre la educación de sus hijos para impedir que estos menores reciban de la sociedad, a través del sistema educativo, un claro mensaje contrario a cualquier forma de misoginia u homofobia.
No nos engañemos. Todo el debate que se ha generado en España a raíz de la implantación de la asignatura Educación para la ciudadanía y los derechos humanos, se reduce a esto.
10 abril 2009
Citas - Francisco Bustelo (origen de las religiones)
"Con el lento progreso comenzó a entenderse mejor el mundo en derredor y surgieron las grandes religiones monoteístas que, a partir de una verdad revelada, intentaron explicar la vida humana como creación de un Sumo Hacedor y un tránsito hacia la vida eterna. Entre sus rasgos figura el que todas fueron y son machistas. Dios en ellas siempre es varón y con su auge ya no hubo diosas, otrora tan numerosas.
"La coexistencia de esas religiones fue casi siempre conflictiva, ya que por definición todas ellas se consideran la única verdadera. La historia está llena, así, de guerras de religión y de aberrantes y criminales pogromos. Pero el progreso se aceleró y entre los avances más notables de la Edad Contemporánea destaca el que empezara a modificarse el papel de la religión en la sociedad. Paulatinamente, se dejó de considerar obligado el tener determinadas creencias. El hecho de que éstas, por así decirlo, se privatizaran ha sido un paso de gigante. Por primera vez en la historia de la humanidad, desde hace poco más de un siglo, en los países más avanzados y desde hace unos decenios en otros más a la zaga como España, cada cual puede creer o no creer lo que quiera y a nadie se le piden cuentas por ello."
Francisco Bustelo. El País, 10-4-2009
25 marzo 2009
Citas - Jesús Mosterín (sobre el aborto)
Jesús Mosterín. Obispos, aborto y castidad. El País, 24-3-2009
Citas - Philiph Gourevitch (distintas categorías de criminales)
Philiph Gourevitch (citado por Bárbara Celis en "Los intocables poderosos de EE UU y Europa", El País, 10-1-2009)
24 marzo 2009
De la magia a la razón - 3
A nadie hay que pedirle cuentas por ser creyente o no serlo, sólo por su comportamiento, y sólo cuando éste incide sobre quienes nos rodean, sobre las relaciones sociales, los recursos de interés común, etc.
Nadie puede utilizar sus creencias (religiosas o laicas), o su falta de creencias, su escepticismo, para promover actitudes integristas, clasistas, racistas, excluyentes, misóginas, homófobas, belicistas... Este tipo de actitudes, sea quien sea que las promueva, han de ser denunciadas y combatidas.
No sirve de nada hacer estadísticas que relacionen comportamientos cívicos (acordes con los principios recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos) y personas creyentes o no. La experiencia demuestra que tanto personas o grupos de creyentes, como de no creyentes, han alimentado y promovido tanto las conductas más aberrantes como las más solidarias y ejemplares. Sólo hay que dar un repaso a la historia.
Cuando en la actualidad en nombre de determinadas creencias (religiosas o laicas) se siguen promoviendo atentados y actos de barbarie contra las personas, hay que poner en el punto de mira estas creencias, sin valorar si tienen o no un determinado sustento o trasfondo religioso: lo que interesa es su contenido, lo que propugnan. Y en función de este contenido, de sus objetivos, entonces hay que pronunciarse y no arredrarse ante las quejas que formulen sus defensores, cuando argumentan que las críticas que se les dirigen son ataques inaceptables a religiones o particularismos culturales del todo legítimos. Este intento de confusión ha de ser desenmascarado y desactivado. Y si en último extremo una determinada creencia es inseparable de una determinada escala de valores incompatible con los valores humanos fundamentales, entonces no hay que tener miedo a afirmar que dicha creencia es un estorbo social y que, si es incapaz de corregirse, lo mejor sería que desapareciera. Así, sin darle más vueltas.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (aprobada en su momento por representantes de naciones caracterizadas por distintas ideologías políticas y distintos credos religiosos), con relación al pluralismo ideológico y religioso, en su artículo18 proclama el "derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión". Pero al mismo tiempo, en el artículo 30, el último, afirma que ninguno de los artículos de la Declaración se puede interpretar de forma que atenten contra el resto de principios que esta proclama. Es decir, no todo vale: la libertad religiosa (incluidas las religiones laicas), tiene sus límites en la frontera de las libertades ajenas y en el conjunto de principios recogidos en la Declaración.
18 marzo 2009
De la magia a la razón - 2
Al menos, esta es la creencia de las personas que no creen en ningún tipo de existencia que no esté sustentada en una combinación de materia y energía estructurada en forma de organismo vivo. Es obvio que el cuerpo humano, cuando muere y se convierte en cadáver, no desaparece, sólo se transforma. Pero su transformación en distintas clases de energía y materia, incluso su reasimilación dentro del ciclo vital de otro organismo vivo, es incompatible, entra en contradicción, con la eventual pervivencia del organismo que anteriormente configuraba.
Por mucho que nos empeñemos, no somos distintos de un carnero o una lechuga. El filete o la ensalada que nos tomamos para comer se convierten en nutrientes y energía para nosotros (y en materia de rechazo, los orines y las heces). Del carnero o la lechuga originales, como tales, no queda nada de nada.
No obstante, mientras el cerebro funciona, su funcionamiento nos permite no sólo el pensamiento racional, crítico y empírico, sino que al mismo tiempo nos predispone a las creencias mágicas e irracionales más pintorescas, lo que explica la tendencia generalizada de gran parte de la población mundial a creer en las divinidades más diversas. Es una tendencia surgida durante el proceso evolutivo, y sólo se ha desarrollado en los seres humanos. Ni las primeras bacterias ni el resto de organismos vivos tienen estas capacidades. Por ejemplo, un conejo o una lechuga no tienen ni la capacidad de investigar los fenómenos de las cosas ni la de creer en divinidades misteriosas.
Esta capacidad de pensamiento mágico y religioso ha tenido un papel en la supervivencia del género humano (dar una explicación, aunque fuera inventada, a todo aquello que era inexplicable y provocaba miedo y ansiedad). Hoy el dilema no consiste en cuestionar este hecho evidente, sino sólo en preguntarse si este rasgo evolutivo en la actualidad sigue siendo de utilidad, si la tiene en algún grado más o menos relevante o si, quizás, se ha convertido en un "estorbo evolutivo" que sería mejor superar.
No es fácil responder. Porque es innegable que en la actualidad para muchas personas las creencias religiosas siguen siendo un importante apoyo tanto en su quehacer diario como en su empeño por conseguir un mundo más justo, solidario y pacífico. Esto es tan cierto como que esta tendencia social a la solidaridad y la empatía también se halla y se puede promover por parte de personas y colectivos que no se guían por creencias religiosas. Por otro lado, si lo que importa son los fines y no los motivos, seguramente no tiene mayor importancia esta pluralidad o doble vía de acceso a un mundo mejor.
No obstante, la afirmación anterior parece que permite deducir, sin faltar a la verdad, que si lo que se pretende es la construcción de un mundo mejor, las creencias religiosas no son imprescindibles (en contra de lo que opinan algunos creyentes y líderes religiosos).
05 marzo 2009
Seres sensibles y sufrimiento - 2
Somos el resultado de una mezcla o interacción entre nuestra naturaleza o constitución biológica y las influencias del entorno. Por ejemplo, tenemos la necesidad de comer. Pero si sentimos que esta necesidad ineludible sólo la podemos satisfacer comiendo chipirones en su tinta, entonces es evidente que un gusto tan particular y excluyente no está escrito en nuestros genes: esta exclusividad nos la hemos inventado.
Dicho lo anterior, vayamos a la siguiente cita:
"El pato es docilísimo: un animal fácil, generoso, bueno. Le das de comer, ¡y ya te toma por su papá y te adora! Yo amo a los patos. (...) Me han llamado 'torturador de patos'... No negaré que el embocado es un tramo duro de la vida del pato... (...) Durante los últimos quince días de su vida, mediante un embudo, al pato se le fuerza a engullir un kilo de maíz al día. Así el hígado se carga de grasa hasta decuplicar su peso. (...) El hígado normal pesa unos 70 gramos, y el hígado graso, 700 gramos. Y el pato pesa siete kilos: ¡es como si un hombre de 80 kilos albergase un hígado de ocho kilos! En ese punto -descarga eléctrica y degüello- extraemos el tesoro. (...) Pero durante los tres primeros meses de su vida, el pato ha vivido suelto, en excelentes entornos naturales, mimado por veterinarios, alimentándose a su antojo, moviéndose como un atleta olímpico... ¡Conviene que llegue sano y fuerte al embocado!" (André Bonnaure, cocinero especialista en foie gras. La Vanguardia, 26-2-2009).
Es obvio que no se puede sobrevivir sin interrumpir el curso natural de otros organismos vivos, sin ejercer distintas formas de violencia. No podemos evitar la violencia, sólo podemos intentar minimizarla. Nuestras múltiples necesidades requieren que cercenemos el normal desarrollo de otros organismos vivos, animales o vegetales. No sólo para alimentarnos, también para procurarnos abrigo y cobijo, para desarrollar la ciencia y la cultura, para combatir las enfermedades... no es posible andar sin pisar.
No obstante, limitándonos al ámbito de la alimentación, y sin entrar en la discusión de si es posible llevar una vida saludable evitando el consumo de alimentos de origen animal, hay otra reflexión, ajena al ámbito nutricional, sólo ética, que nos podemos plantear: ¿qué necesidad tenemos, como en el ejemplo de la cita, de someter a algunos animales a auténticas torturas sólo para satisfacer un capricho, un determinado gusto que nosotros mismos nos hemos inventado? Con lo vasto que es el universo de los gustos y las infinitas posibilidades existentes de ampliarlo, ¿tan torpes e insensibles somos que no nos entra en la cabeza que podemos optar por gustos que no requieran para su satisfacción el sufrimiento de otros seres sensibles? ¿O es que en el fondo hay algo realmente morboso, en la satisfacción de estos caprichos?
27 febrero 2009
¿Qué es un ser humano? - 2
Si este código genético común requerido fuera más elevado, no todos los seres humanos quedaríamos incluidos "dentro de la humanidad": en función de los criterios de pertenencia establecidos, algunos individuos quedarían fuera. Sin tener mapas del genoma, era lo que se proponían los nazis con su exaltación de los rasgos arios.
En sentido contrario, si el código genético común requerido fuera más reducido, podríamos incluir "dentro de la humanidad", por decirlo de alguna manera, seres vivos que no fueran humanos (por ejemplo, en primer lugar, teniendo en cuenta la similitud genética, algunos primates).
Hemos acordado que por el hecho de ser poseedores de este código genético común que nos caracteriza, además nos reconocemos mutuamente como sujetos de derechos ("sin distinción alguna de raza, color, sexo...", artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Nos reconocemos como seres humanos y como sujetos de derechos con independencia tanto de nuestro comportamiento como de nuestras particularidades psíquicas, emocionales, intelectuales y físicas, temporales o permanentes. Por ejemplo, somos seres humanos y sujetos de derechos tanto si somos psicópatas, asesinos en serie sin ninguna empatía, como si somos cuerpos postrados en coma, con un deterioro cerebral grave e irreversible, con una vida meramente vegetativa. En los dos casos, somos sujetos de derechos, unos derechos que además hemos acordado que son inalienables, irrenunciables e imprescriptibles.
Llegar a este acuerdo (sólo cuestionado por las ideologías racistas, misóginas u homófobas, por desgracia todavía demasiado presentes en nuestras sociedades), ha supuesto una larga lucha, sólo culminada en el ámbito teórico con la Declaración Universal de 1948 (en el ámbito práctico queda todavía mucho trecho por recorrer).
Este acuerdo marca una frontera: la que separa los seres vivos merecedores de determinados derechos (los humanos), del resto de los seres vivos. Los primeros cuentan entre sus derechos con el derecho a la libertad, a no ser sometidos a la esclavitud o a no ser torturados, mientras los segundos no tienen cartilla de derechos.
Para delimitar esta frontera nos hemos basado, tal como hemos expuesto anteriormente, en un detalle muy concreto, biológico: el grado de igualdad del código genético. Sin tener en cuenta otros posibles referentes. Por ejemplo, aquellos que contemplen la capacidad de empatía, de gozo o de sufrimiento de un ser vivo, unas capacidades que, en algunos casos, tienen más desarrolladas algunos animales no humanos que algunos seres humanos (recuérdense los dos ejemplos extremos anteriores, el del psicópata y el del coma profundo irreversible, y lo que afirman recientes estudios sobre los grandes simios o los delfines).
¿La particularidad de nuestra parte de genoma no compartida con otros seres vivos justifica la radical separación que establecemos con ellos? Está claro que es difícil que podamos sentirnos orgullosos de nuestro progreso como humanidad mientras sigamos permitiendo, como ocurre en la actualidad, que millones de personas vean vulnerados sus derechos (políticos, económicos o sociales). Pero al mismo tiempo, ¿podemos también prosperar como humanidad ignorando el sufrimiento, a menudo estúpido y fácilmente evitable, al que sometemos a muchos seres vivos no sólo capaces de alegrarse y de gozar, sino también, y paralelamente, capaces de sufrir y de desesperarse a causa de la forma como los tratamos?
23 febrero 2009
Citas - Definición de género - 2
"Sobre esas diferencias biológicas entre hombres y mujeres (sexo) las sociedades construyeron socialmente un conjunto de atributos, roles, prohibiciones, prescripciones, derechos y obligaciones (género), y ambas, a pesar de su distinto origen, tendieron a ser consideradas como naturales e inamovibles. Quedó arraigada la convicción de que era la naturaleza quien las dictaba y no se distinguió aquello que era producto de procesos y relaciones humanas. Precisamente, el enfoque de género comienza por distinguir las diferencias biológicas entre hombres y mujeres (sexo) de aquellas construidas social y culturalmente (género).
"Si bien todos nacemos con un sexo biológico, nuestras sociedades y culturas nos van formando y socializando en torno a sus concepciones sobre lo masculino y lo femenino. Desde que nacemos vamos siendo ubicados y tratados en base a una cadena de asociaciones entre nuestro sexo y las versiones de masculinidad o feminidad que nuestras sociedades y culturas han elaborado. Las trayectorias diferenciadas por género se van asentando desde los primeros años de vida (socialización de género).
"Toda sociedad requiere que sus miembros desempeñen roles que aseguren su funcionamiento y existencia. La clasificación más conocida para distinguir los roles es la que observa dos grandes esferas que envuelven trabajo humano y sobre las que precisamente se han asentado los roles de género: la esfera productiva que se expresa en la obtención, transformación e intercambio de bienes, asignada tradicionalmente a los varones, y la esfera reproductiva que se expresa en un conjunto de desempeños orientados a garantizar la continuidad de la vida cotidiana y la reproducción del grupo, asignada tradicionalmente a las mujeres."
Proyecto de Ley de Igualdad de Oportunidades con Equidad de Género del Perú (fragmento)
www.mimdes.gob.pe/ley_igualdad.htm (2009)
Citas - Definición de género
www.ciudadpolitica.com (2009)
Cita como referencia: "Exploring Concepts of Gender and Health. Ottawa: Health Canada, 2003."
18 febrero 2009
Violencia de género
Si el concepto de género se pretende asociar con el rol que adopta o se ve obligada a adoptar en una sociedad determinada una persona en función de las expectativas que dicha sociedad tiene acerca del reparto de funciones entre las personas de distinto sexo, es obvio que la designación de "violencia de género" para referirse a la ejercida por un hombre sobre una mujer es un error. Entre otras razones, porque según este cuestionable razonamiento, también se debería utilizar en los casos, minoritarios pero reales, en los que es la mujer quién agrede al hombre. Y no tan minoritarios si en lugar de tener sólo en cuenta las agresiones de carácter físico se tienen también en cuenta aquellas de carácter psicológico, ejecutadas de forma insidiosa, basadas en palabras y actitudes potencialmente devastadoras; un tipo de violencia que, claro esta, no es tampoco en absoluto patrimonio exclusivo de algunas mujeres, algunos hombres la dominan también con gran habilidad.
Pero sobre todo, no es acertado este uso de la expresión (cuando se circunscribe a la violencia de hombres sobre mujeres), porque en definitiva este tipo de violencia no es el resultado de una confrontación entre distintos roles (o géneros), sino lisa y llanamente, de sexos: de algunos hombres que, precisamente porque son hombres, agreden a algunas mujeres, precisamente porque son mujeres. Porque así lo han interiorizado (mediante la educación, los referentes familiares y sociales): el hecho de ser hombres les da el poder de agredir a las mujeres, con independencia del rol que estas ejerzan socialmente.
Además, con la adopción de esta terminología, se hipoteca su aplicación en aquellos casos en los que su uso sería mucho más adecuado. El más obvio, el relacionado con la discriminación y la violencia que sufren las personas incluidas en lo que se suele denominar minorías sexuales: homosexuales (gais y lesbianas), travestis, transexuales y transgéneros. Personas que viven una identidad de género distinta de la mayoritaria, y que en muchos casos, precisamente a causa de esta vivencia (de la determinación de asumirla y negarse a vivir fingiendo), son víctimas del rechazo y la violencia. Para estos colectivos, la expresión "violencia de género" sí que es la mejor forma de definir las complejas situaciones de sus vidas y las agresiones que en ocasiones padecen.
Cuando los defensores o defensoras de la utilización de la expresión "violencia de genero" para referirse a la violencia sufrida por algunas mujeres a manos de algunos hombres argumentan que es una expresión avalada por la utilización de distintos colectivos y presente en numerosos estudios sobre el tema, evitan u olvidan la que debería ser la pregunta clave: ¿es esta la mejor alternativa, o existe alguna preferible? Además, el argumento basado en el grado de utilización de esta denominación es frágil. Cuando un determinado uso presenta algunos inconvenientes, es de introducción reciente, está circunscrito a unos determinados círculos académicos o legislativos y tiene alternativas más sencillas, su presencia puede ser sólo una muestra de algo tan ajeno al caso sobre el que se razona como que una mala idea puede llegar a prosperar a pesar de los distintos inconvenientes que comporta su implementación.
Cuantos más significados se le añaden a una palabra en más vaga e imprecisa se convierte su utilización. En este caso, existen soluciones mucho más adecuadas, más descriptivas, más difundidas entre la sociedad y con una trayectoria histórica más extensa. En español (1), violencia machista o violencia contra las mujeres (2). Y es precisamente la existencia de estas alternativas tan lógicas y claras lo que convierte en desconcertante el empeño por parte de algunas personas de imponer la desafortunada expresión "violencia de género".
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(1) El problema se ha generado a causa de la desacertada asimilación de la palabra inglesa "gender" con la española "género". La consulta de los respectivos diccionarios deja claro que sus significados son distintos, y por lo tanto también distintos los ámbitos adecuados para su utilización.
(2) La expresiones "violencia doméstica" o "violencia familiar" también son desaconsejables para referirse a la violencia de los hombres sobre las mujeres, ya que su significado es mucho más amplio, en la medida que incluyen los distintos miembros del ámbito doméstico o de la familia que la pueden sufrir: mujeres, menores o personas mayores... y hombres también.
02 febrero 2009
¿Qué es un ser humano?
¿Cómo consideraríamos a los neandertales, si no se hubieran extinguido? En el hipotético caso que un día la ciencia, a través de la ingeniería genética, fuera capaz de devolver a la vida neandertales, ¿los consideraríamos humanos? ¿Compartiríamos con ellos los derechos que nos hemos otorgado?
Con el nuevo marco de referencia que se irá configurando a medida que vaya creciendo la posibilidad de manipular el código genético de las personas, ¿se modificarán también los límites de lo que ahora consideramos humano o ajeno a lo humano? ¿Hasta que tanto por ciento de la manipulación del código genético de una persona consideraremos que esta sigue siendo una persona, un ser humano, o ha dejado de serlo?
¿Puede hacerse el mismo planteamiento con relación a las posibilidades que se plantean de creación de seres en los que se produzca una simbiosis entre el cuerpo humano y la robótica?
Y desde otro punto de vista, no de la composición material, biológica, genética o incluso cibernética, sino desde el punto de vista del ser vivo en acción, ¿nos podemos plantear preguntas similares? Si consideramos el proceso de humanización como aquel a través del cual unos determinados homínidos, a lo largo de sucesivas generaciones, adquieren unas características y habilidades especiales, que a su vez les permiten nuevas formas de relacionarse y comportarse, ¿es coherente entonces que estas características emergentes también sirvan para determinar si un ser vivo es realmente humano?
¿Qué hacemos entonces con los seres humanos que carecen, o aparentan carecer, de estas características, por ejemplo, con relación al comportamiento social, los psicópatas, o con relación a la capacidad de autoconciencia, los deficientes profundos?
¿Qué hacemos también con aquellos seres vivos que sin ser humanos tienen en alguna medida estas habilidades operativas y capacidades sociales, tal como confirman recientes estudios sobre algunos mamíferos, por ejemplo los orangutanes, los chimpancés o los delfines?
¿Qué hacemos con todas estas preguntas? ¿Podemos ignorarlas o es imperioso buscarles respuestas éticas?
13 enero 2009
Citas - Francisco Mora
Francisco Mora. El científico curioso. Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2008
09 enero 2009
Multinacionales y genocidios
08 enero 2009
Difusión de los derechos humanos - 2
Ejemplos de la primera opción son la estrategia del Islam integrista, partidario de participar en el juego democrático para, una vez en el poder, limitar o anular libertades que la democracia debería proteger, una estrategia que también utilizó el nacionalsocialismo alemán para llegar al poder y luego promover sus políticas racistas y genocidas.
Ejemplos de la segunda opción lo son la práctica totalidad de los avances en el reconocimiento de derechos y libertades que se han conseguido, alcanzados a través del enfrentamiento de los oprimidos con el poder establecido, que les negaba determinados derechos. Por ejemplo, la Revolución Francesa y la Revolución Bolchevique (las referencias a las dos revoluciones se incluyen sólo como muestra de las distintas sociedades en las que se produjeron y las distintas teorías sociales en las que se sustentaban, no por su evolución o sus resultados).
Gestionar la realidad suele ser complejo. Porque el dilema no se limita a la elección entre una u otra actuación en una determinada circunstancia y momento, existe un dilema previo que ya supone un importante desafío: actuar o inhibirse. La intervención no es siempre la mejor opción. Y la inhibición en ocasiones es de una indignidad vergonzosa.
En demasiadas ocasiones hemos de asumir la incertidumbre y el riesgo propios de situaciones incomodas, en las que los colores no son precisos, en las que quizás, a pesar de toda la mejor buena voluntad e inteligencia que se inviertan, será inevitable que, hagamos lo que hagamos, no salgamos indemnes. Con un balance de luces y sombras, con una inevitable insatisfacción que, si se pudiera evaluar por adelantado, seria deseable que fuera siempre mucho menor que la insatisfacción o la vergüenza que en ocasiones acarrea no intervenir en una determinada situación o conflicto.
Un ejemplo de ámbito internacional de inhibición detestable: la actitud de la comunidad internacional ante el genocidio de Ruanda de 1994. Un ejemplo de acción igualmente detestable: el largo período anterior colonialista en todo el continente africano, guiado por los intereses de las voraces potencias coloniales, ávidas de posiciones estratégicas, recursos naturales y mano de obra barata o esclava.
07 enero 2009
Difusión de los derechos humanos
La historia está llena de situaciones en las que distintos colectivos humanos han intentado imponer sus convicciones sobre otros por la fuerza. De hecho, este comportamiento en general es la norma, al menos en los casos en los que un grupo tiene la capacidad necesaria para imponerse sobre otro.
Este tipo de comportamiento grupal, por otro lado, tiene su lógica: al fin y al cabo, es el reflejo del comportamiento que se da entre los distintos individuos de un mismo colectivo. En general, en nuestras relaciones personales, de forma inconsciente nos solemos tratar de esta manera, más pendientes de imponer nuestros puntos de vista e intereses que de escuchar a nuestro interlocutor y comprender sus inquitudes y necesidades.
Tanto en nuestras relaciones personales como en las relaciones grupales la coacción como herramienta para imponer valores y proteger intereses es habitual. Con independencia del tipo de valores o antivalores que se promuevan, o de la legitimidad o ilegitimidad de los intereses que se defiendan.
De esta dinámica acerca del uso de la fuerza o el diálogo de cara a la obtención de determinados objetivos sociales tampoco se escapa el loable empeño por promover los derechos humanos en la actualidad.
Existe un acuerdo general acerca de que la promoción de los valores característicos de los derechos humanos justifica distintos tipos de intervenciones, no sólo educativas o dialogantes: en casos extremos asumimos que puede implicar el ejercicio de algún tipo de violencia. Excepto en el caso de las personas pacifistas a ultranza, dentro de la comunidad de los defensores de los derechos humanos no se discute que, ante determinados ultrajes y agresiones, el uso de la violencia no sólo puede ser legítimo, sino incluso imprescindible. Otro asunto es que este principio luego se utilice prostituido, cuando para amparar intervenciones interesadas y vergonzosas se usa de escudo una presunta defensa de los derechos humanos. Es un asunto, por otro lado, más complejo de lo que a primera vista podría parecer, ya que en ocasiones la línea fronteriza entre una intervención eventualmente justificada o injustificable es difusa.
El proyecto de difusión de los valores propios de los derechos humanos nos puede llevar a escenarios de todo tipo. Pasar del mundo de las teorías y de las solemnes declaraciones de principios a la realidad de las situaciones concretas, en ocasiones extremadamente complejas y envenenadas, muchas veces no es fácil.
05 enero 2009
Citas - Bertrand Russell
Bertrand Russell